martes, 31 de agosto de 2010

La salvaje vida aquella que destrona al índigo caballero
ahora las calles han sido atacadas
por las grandes corporaciones, tienen vida propia
sus amigos son de lata, de carne
aullidos de dolor
un dolar más
veinte soles y algo de cambio
un cambio, ya no.

Tenemos dos pies,
pero ahora siento
que ya ni eso es suficiente
pues el tiempo siempre tendrá
un pie más
adelantándome,
a la gran época del consumidor McFeliz
o su constante réclame del saber televisivo.

Perú, dime
qué harás cuando las cuadras ya no saen de adobe?
Perú, tienes que decirme
hasta cuándo mi calle dejará de ser artífice encubridor
de las grandes tuberías
que aquejan mis manos cuando escribo.
Lima, te toca
has hecho algo por mí estos días?
Tienes el derecho a guardar tus maquinarias.
No me interesan.
Ya falta poco, pues otro gordo aparecerá
un gordo que antes fue un enteco con aspiraciones
tan grandes como tus máquinas
tus corporaciones
tus millares de abstinencias
ahora creeré algo que sólo Dios sabrá.

No hay comentarios: