martes, 26 de julio de 2011

Qué hay más que el cielo
donde nubes y aires azules
adornan la vista hacia mi
humanidad de concreto.

La ventana me pregunta
por mi mirada derretida por la lluvia,
y caigo en la sagrada trampa
de dormir sobre trombones y tambores.

Cuando la sombra de la grande noche
caiga entre mis espaldas,
resbalaré sobre hierro urbano, las flores
y mi nueva estadía de pura calma.

Sueño con las pisadas de las personas,
y el verano siempre deseado
sólo termino aislado en mi silla de vejez
por prevalecer ante el licor y el placer.

miércoles, 20 de julio de 2011

Sé que hago cosas y las cosas me hacen,
humano o no, sé también que mi sistema me sonríe
por hacerlas.
Sean buenas o no, mejor pregúntenle al otro Sistema.
Ahora que ella no existe más, otra vendrá.
Siempre es así. Siempre será así.
Es como las personas.
Sé que el iluso tiene mi rostro en su espejo.
La rabia y la culpa rellenan mi pesada tumba.
Si no mencionabas tus fantasmas del pasado,
terminaría postrado en mi lecho de muerte.

Sí bien supe antes que el campo minado lloraba
y sus estrategas eran color escarlata,
mis lágrimas eran perseguidas y terminaron
siendo sonrisas.

Aunque el iluso siempre termina golpeado
en la espalda, la espada
y sus pies terminan siendo concreto de vida,
mi camino es largo por recorrer, lo niego

tan claro como es.

Si el cuerpo ajeno me hace sentir atrevido,
que ahora más ajeno es,
entonces el espejo será digno de reflejar mi rostro
al final.