jueves, 28 de abril de 2011

- No entiendo.
- ...
- Ya no están juntos. ¿Por qué? Estuvieron en ese plan por varios meses.
- Sí, lo sé.
- ¿Qué pasó?
- Supongo que no la conocía del todo bien... Es lo único que te podría decir.
- Pero fueron más de seis meses.
- Lo sé.
- ...
- Nunca supe su segundo apellido.
- ¿Amor?
- Ajá
- No, no lo creo...
- ...
- Pero podría darte un gran abrazo.

lunes, 25 de abril de 2011

Sirenas



Tokyo Police Club - In A Cave

(Elephant Shell - 2008)

martes, 19 de abril de 2011

Me permito vivir con un ojo tapado,
para nunca seguir el camino trazado
o bien una sonrisa que me haga continuar.
Sólo sé que esperar, hará tarde mi mañana
por despertar.

Es increíble el primer reflejo,
onda de luz romántica, que hace recuerdo
a mi solitaria presencia.
Nada más pienso en caminar y poder ver
de nuevo, otra vez.

domingo, 17 de abril de 2011

Y si caigo en el castigo
ocular de seguir la forma de sus piernas,
y su vientre me tienta como fuegos
tardíos en mi consciente, ni una palabra
para no conllevar una pérdida atroz.

Que sus rodillas caigan en el hecho
de rozar las mías, si bien caen luego las risas
he ahí el jugueteo inicial, juvenil y
un tanto perjudicial para mis nervios,
siempre al tanto del fallo universal.

Ahora termino en dos pies, acostumbrados pero uniformes,
en terminar el camino rutinario de cada fin de semana
ellos me siguen, terminan sin otro par a la par.
Mi retorno reafirma el constante pesimismo social
pues ahora termino boca arriba,
el mismo techo me acompaña hasta el final.

domingo, 10 de abril de 2011

NGE

"Dios creó al Hombre, el Hombre creó al Hombre, El Hombre creó a Dios"

- Gendo Ikari, de la serie Neon Genesis Evangelion

martes, 5 de abril de 2011

No Más De Diez Minutos

(...)No hubo arrepentimiento alguno en sus rostros cuando se echaron en la cama, bien acabando el sexo. Por un lado, él simplemente tenía el techo como nuevo objetivo en la mira, un vacío tan perplejo que lo dejaba en cierto trance un tanto preocupante. Ella, por el otro lado, no permitía en lo absoluto escuchar palabra alguna saliente de su hocico nauseabundo. En serio, lo escuché muy claro, no hay mucha distancia entre el balcón, donde me encuentro tomando una cerveza y mirando el mar y la cama en donde ellos se encuentran ahora. Algo patético, pensarán ustedes seguro, por parte de un hombre muerto que tiene la capacidad de volver tangible lo intangible, y busca algo tan banal y soso como una botella de cerveza para relajarse y poder visitar a sus amigos que no ve desde hace muchos años; siete, en realidad, desde mi muerte. Pero ahora veo que se forma un diálogo. Interesante, me digo, pues dejo mi cerveza y me pongo a escuchar detrás de la mampara.

- No sé qué tiene tu techo, pero no puedo dejar de verlo.
- Y tú sigues dirigiéndome la palabra. Te juro que estoy a punto de pararme y... Olvídalo.
- ¿Qué, tan difícil te es herirme? Veo que ahora recurres hacia un objeto para poder lastimarme. No te sacia la sangre de mis heridas internas hechas por tus palabras.
- No te entiendo, la verdad.
- Nunca te has molestado en entenderme. Ambos sabemos eso.
- No te hagas el sabiondo. Tú no me conoces, sólo apareces de vez en cuando en mi vida y ahora juras que eres el capitán de mi corazón. No sabes nada de mí.
- Sé que no puedes dejar de pensar en el amor.
- ...¿Y eso a qué viene?

No podía dejar de mirar el techo. Alguna fuerza enigmática y prevaleciente creaba un mosaico de colores uniformes y parcos, que entonaban y desentonaban la textura del cimiento. Tuve que parpadear para poder deshacerme del hechizo.

- A que me intriga mucho ese tema. Nunca lo he sentido. Nunca me ha interesado, hasta ahora. Siento que tengo mucho por aprender.
- Complicándote de esa manera no te hará llegar a nada. El amor llega, aún así no lo estés esperando en tu sala, tocará tu puerta. Puedes engañarlo viendo por la mirilla para asegurarte de ello. Es tu problema si decides agarrar ese sentimiento tan sencillo y volverlo de una semilla, un árbol cuyas ramas sean infinitas.
- No lo veo de esa manera, realmente. Siento que somos como peones en su juego. Las tácticas que uno se plantea hacia el amor, al final termina siendo para el jugador y no para el peón. El peón sólo espera órdenes, sólo acata la efusiva mano que lo hace mover hacia el siguiente casillero. Me siento como un peón en su juego, sé que no le podré ganar, ni siquiera encarármelo. He perdido sin siquiera haber empezado.
- Creo que entiendo hacia dónde estás yendo con todo esto.
- No lo creo. Si fuese así, no hubieras accedido a tener sexo conmigo. Jugar contigo fue lo mejor del día. Y no estoy mencionado el haberte usado, porque tú y yo sabemos que no fue así. Simplemente te puedo decir que esto fue parte de una estrategia un tanto ortodoxa para librarme de cierta disputa con el amor, que por cierto, mis respetos ahora son más grandes hacia él. En parte, hasta debería agradecerte por eso.
- Algo me dice que volveremos a hacer esto muy seguido.
- Dios bendiga al ajedrez y el vino Concha y Toro.

No pude evitar sonreír. Fue algo grato escuchar a este par de tontos, escuchando su debate acerca de algo tan inexplicable y enigmático. Debo mencionar que no escuché todo el zurullo, pero a fin de cuentas sé que no perdí el tiempo. Felizmente estoy muerto, porque si me hubiesen obligado a escuchar toda la tertulia, ese vino estaría en mi sistema en estos momentos y acabaría tendido en el balcón, borracho y solo.

sábado, 2 de abril de 2011

Walcott tiene un nuevo rostro

Yesterday, I was drunk...

Las Reinas y Yo



Queens of The Stone Age - Monsters In The Parasol

"She won't grow..."