sábado, 10 de abril de 2010

Basura de teclado

El ojo que engaña, casi nadie me entiende.
Si te dije que sueños y recompensas nos esperan,
qué ganas engañando?
Mi sombra no te seguirá, pues
hubiese preferido un viaje de ida al sol.
Un elevador sin retorno a las profundidades del planeta.
O como también una mirada fija y sólo después ver tu nuca, desnuda y seca.
Que bendiga aquel Dios griego, de movimientos alegres y jocosos,
pero ténues al saber que su brebaje, beber he dicho con cánticos.
Esto da más arranque a la vieja máquina de vapor,
o ella da el torque sentimental a mi vieja alma, nada nuevo que contar.
El saber que terminó no da una nueva señal, qué dicha la mía.

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