martes, 30 de noviembre de 2010

(Empieza a despedirte)

Añicos son los pequeños espejos
que dejaste en el camino.
Vale mencionar tus descaros a la creación,
el padre mintiendo y tú sigues viviendo.

Dice que eres la catástrofe hecha carne,
mencionas tus acciones en forma de alaridos
aparece el miserable, el cautivado pero incauto.
Perra la vida, lancen las balas de fuego!

Camino y veo el girasol solitario, imaginario
sólo espero que cada pétalo represente mis opciones
para morir.
Entretiene a las marionetas hechas sangre, mierda te lo pido.

Comprendo las palabras hechas risas, esa mirada se avecina.
El retrato ahora camina y me fulmina, tú, la buitre de mis pesadillas.
Querías carne y devoraste mi alma,
pues debería aplaudirte, volviste tangible lo intangible.

Debería callarme, esto empieza a cautivarme
el sentir cómo la catarsis se mueve al son de mis dedos
digitales.
Sórdidos los hechos, tus palabras siempre fueron banales.

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