domingo, 12 de diciembre de 2010

(Sin título)

Qué mierda sabré yo de los años posteriores,
esa pregunta que retruena mis tímpanos de juventud,
que carcome los grandes años internos de vida
no prohibida sino siempre libre y cayendo a plenitud.

Carajo, te odio, en serio
eres la putrefacción de mi futuro, horizonte tardío
la madera carcomida por el hongo fatal de la sociedad banal.
Ahora que presento mis papeles, he vendido mi sangre por un pan.

Añoro el sentir el pasto absorbiendo mi sudor, mi pudor
mis miedos recaen al Infierno mío, mi hogar
tertulias que acaban de venir a tocar mi puerta
la daga y el canto, ambos caballeros deciden arder mi alma.

No tengo zapatos como para correr pero sí para caminar,
siempre empiezo mirando abajo y luego el horizonte es cuando
veo y no puedo pensar más. Que caiga mi sangre nueva,
el viejo postor ahora yace en mis venas corrompidas por pecado.

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