martes, 28 de diciembre de 2010

(Saxo)

Sé que es temprano aún
como para rendirse de la fe, y sus fuerzas,
sus sábanas blancas que me envuelven
en los infiernos más elegantes que haya visto.

Qué sabe aquel que dice que una muerte
representa una esquina,
sino más bien la sorpresa misma de desaparecer
un día, una tarde, nunca más un mañana.

Por eso me echo en mi cama y pienso
medito, escucho blues y luego me reprimo.
Miles Davis de noche, siempre es mejor.
Deseando ser Andy, o fácil un Lou.

Quiero ver luces, el artificio creado
para nuestra seguridad, calles de muerte
hecha tentación, como la mujer que antes no era
lo que fue, como la pastilla que me dice que así no es.

Ahora la ciudad en mis manos está
pues de pies a cabeza por mi mente recorre
mismo vendedor de alegorías y traumas, cabildo del mal
que se mueve entre sombras para terminar con mi vida.

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