sábado, 20 de febrero de 2010

El Acabado

El silencio lo dice todo, es elocuente y directo.
Que las palabras sean débiles y se las lleve el viento .
Viento indefinido pero conciso a la par con la brillantez de la luna.
Fatídico día el que me dijiste que vendrías.
Vi tus manos vacías, no vales nada, como tus manos,
llenas de nada.
Habla mi corazón por altavoz, no lo soporta.
Que mil llamas ardan de adentro hacia afuera.
Que la senda sea infame para mi realidad.
Que tus ojos mueran al mismo instante del adiós.
Escuchar el sonido de tus zapatos, tronando el piso de madera,
acercándose a mi puerta,
me es feliz, glorioso sea el día que te fuiste.
Mi felicidad está a la vuelta de la esquina, al igual que mi muerte.

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