domingo, 14 de agosto de 2011

"Mucho Gusto, No Volveré A Verte Nunca Más"

(…)

No recuerdo haber estado tanto tiempo fuera del Perú. No recuerdo el haber prometido tantas cosas a tantas personas, y el escuchar “confío en ti” me pone más pálido aún; claro, haciendo énfasis en mi palidez debido a que lo caucásico ya pasó de moda por estos lares. Pero volviendo al tema, veo que cada una de esas personas, cada amistad y supuesta amistad que tuve la dicha y la cordialidad de hablar antes de abordar el avión rumbo a Ciudad de México, tuvieron que decir algo así para que yo me sintiese cómodo con la promesa que les hice a cada uno. No puedo creer que no me conozcan lo suficiente como para pedirme cosas o peor aún, promesas. Si lo único que sé, lo que verdaderamente sé y que lo demás termina envolviéndose en un tremendo mundo tirado hacia lo absurdo, es que no sé cumplir promesas. Así es, al parecer nací para romper promesas. Justo medité al respecto cuando estuve hablando contigo. La soledad de estar en un país tan mediático, avanzado y poco concurrente, hace que esta tranquilidad urbana haga en mi cerebro cierta pieza musical sacada de una ópera trágica pero no tan dramática; diría que hasta es un buen inicio como para ponerme a escribir.

Sí, eso fue lo que pensé bien me dijiste las cosas como eran. Tú, siendo mujer, tomaste los zapatos de constructor y te los pusiste sin titubear. El machismo entra a segundo plano en esta conversación, tal como siempre lo ha sido. Y me sorprende el cómo dejaste que tus dedos fluyan de tal manera que no hicieron sentirme incómodo para nada; todo lo contrario, hiciste que despertara en mí ese pseudoescritor dormido que le gustaba rascarse las gónadas en plena facultad de Arquitectura un viernes por la tarde. Al parecer estuvo de fugitivo desde hace unos varios meses, hasta ahora. ¿Qué dices tú?

¿Debería agradecerte por algo así? No sé, no lo creo. Agradecer tampoco está entre mis municiones, nunca lo estuvo, en realidad. Es como la persona que da buenos consejos pero ni siquiera piensa en seguirlos. Así me siento, drásticamente. El énfasis que tú le metiste al tema me chocó bastante como para apreciar el aún más la distancia que existe entre las personas que estimo y extraño, con este nuevo mundo. Este nuevo mundo donde la diversión tiene hora, y la hora entra en cualquier bolsillo. Claro, eso no sucede en mi caso, donde ni siquiera sé qué tiempo entra en mi bolsillo cuando estoy allá, con ustedes, y ahora próximo, contigo. Donde los pecados capitales son los mismos días del año y de mi calendario vuelto vida social. No estoy en contra del orden, al contrario, siento que esto me ayudará a percibir nuevos tipos de idiosincrasias y reglas que existen en sociedades ajenas a la mía. A la larga espero que todo eso no corrompa mis ganas de vivir como siempre he querido vivir, feliz. Más que eso no podré permitir otra cosa más, aunque posiblemente plasme la conversación que tuvimos en aquel entonces. Tu cara sobre la pantalla y mi cara sobre los teclados.

- Espero recordarte que cuando vuelvas, no vamos a hacer absolutamente nada.
- Ya lo sé, no tenemos que hacer nada si tú no quieres. Las expectativas siempre fueron nulas desde un principio para mí. Sólo pensaba en verte y sentarnos a ver una película.
- Necesito preguntarte algo.
- Claro, dale.
- ¿Nunca te gusté? ¿Ni siquiera un poco?
- Pues claro que me gustabas. Me pareciste una chica muy interesante y me encantaba hacerte reír. Hasta ahora, en realidad.
- ¿Y qué pasó?
- Inmaduro, qué más puedo decir. Lo demás serían meros intentos de excusas vacías para quedar bien. Además, no eres ninguna idiota, de hecho te las sabes todas.
- ¿Cómo que me las sé todas?
- Creo que sabes a lo que me refiero. La cancha que has ganado en relaciones, aun así hayan sido cortas, es grande en comparación a la mía. Yo sigo siendo el mismo fracasado de siempre.
- Las cosas no son así, créeme.
- No, las cosas no son así. Las cosas son más que así, siempre. Uno tiende a ver lo que realmente quiere ver y lo que nunca más querrá ver, debido a los miedos y a las malas experiencias, ocurridos por estas mismas. Por eso siempre mis expectativas son nulas cuando estoy contigo.
- Entonces, cuál es el problema.
- Creo que esto a la larga no será sólo contigo, sino con todo el mundo.

Ahora que siento como una nueva vida se aproxima, todo lo demás lo podré olvidar fácilmente.

(…)

No hay comentarios: