domingo, 7 de marzo de 2010

Caldera Infernal

He colapsado con tu mirada, atroz y llena de ira.
Buscaba entre tus pupilas algo de amor y comprensión,
encontré sátiras oscuras y azotes productores de lágrimas.
Fue como ver un desierto lleno de cuerpos sin vida.
O también como sentir la brisa de la muerte de alguien cercano.
Por último, simplemente sentir que ya no estabas conmigo.
Palabras que van, silencio que viene.
Más silencio que palabras.
Ni una sola nota adherida al cántico oscuro de tu presencia.
Siento la marcha ténue de mi pánico inciso.
Al ver tu espalda haciéndose pequeña con los segundos,
todo terminó en vuelos altos hacia las nubes,
todo había acabado, era la gloria,
era la luz.

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